Un reciente estudio realizado por MIT reveló que las noticias falsas tienen un 70% más de probabilidades de ser retuiteadas que las noticias verdaderas.
En los últimos años las redes sociales han cambiado drásticamente la forma en la que consumimos las noticias; cada instante estamos siendo bombardeados por una gran cantidad de información, tan sólo en Twitter cada segundo se publican aproximadamente 6,000 mensajes. ¡Y esa es solamente una de las muchas redes sociales que frecuentamos!
Podría parecer que tener acceso a más información sería algo positivo y beneficioso para nosotros, ¿pero qué sucede cuando la mayoría de la información que recibimos no es del todo verdadera? Esta es la realidad con la que se encontraron tres investigadores de MIT quienes el pasado 8 de marzo publicaron los resultados de su investigación en la cual descubrieron que, al menos en Twitter, las noticias falsas superan por mucho a las verdaderas.
“Encontramos que la falsedad se difunde significativamente más lejos, rápido y profundamente que la verdad, en todas las categorías de la información, y en muchos casos por un orden de magnitud”.
Sinan Aral, profesor de MIT Sloan School of Management
Los investigadores Sinan Aral, Soroush Vosoughi y Deb Roy analizaron las historias, verdaderas y falsas, difundidas en Twitter del 2006 al 2017 y lo que encontraron fue verdaderamente sorprendente. Una historia verdadera toma 6 veces más tiempo que una historia falsa para llegar a 1,500 personas. Además también se comprobó que las mentiras son mucho más compartidas; una historia falsa tiene un 70% más de probabilidad de ser retuiteada que una verdadera.
Una posible explicación a este fenómeno es que las historias y notas falsas usualmente poseen un elemento de novedad que nos incita a compartirlas. Las mentiras pueden ser simplemente irresistibles. Ante este panorama de falsedad e inexactitud, del cual somos en parte responsables, ¿qué podemos hacer para encontrar la verdad?
De la “Era de la Información” a la “Era de la Reputación”
La investigadora y filósofa italiana Gloria Origgi cree que actualmente estamos experimentando un cambio fundamental en nuestra relación con el conocimiento y la información. Ella explica que estamos pasando de la “Era de la Información” hacia la “Era de la Reputación”, lo que significa que la información sólo tendrá valor si ésta ya ha sido “filtrada, evaluada y comentada por otros”.
Dentro de este contexto, Origgi afirma que nuestra mejor herramienta para defendernos de las fake news es tener la capacidad de evaluar y juzgar la veracidad, no de la información, sino de las fuentes que la divulgan.
“Un ciudadano maduro de la era digital debe de ser competente no en detectar y confirmar la veracidad de las noticias. Más bien, él debe ser competente en reconstruir el ‘camino reputacional’ de la pieza de información en cuestión, evaluando las intenciones de aquellos que la difundieron y determinando las agendas de aquellas autoridades que le dieron credibilidad”.
Gloria Origgi
Al tratar de determinar la veracidad o falsedad de una nueva noticia, Origgi nos invita a hacernos estas cuatro preguntas:
1. ¿De dónde viene esta noticia?
2. ¿La fuente de la noticia tiene una buena reputación?
3. ¿Quiénes son las autoridades que lo creen?
4. ¿Cuáles son mis razones para discrepar con estas autoridades?
Dime en quién confías y te diré qué crees
Considerando las ideas exploradas por Gloria Origgi, para encontrar el camino de la verdad debemos de saber elegir las autoridades y fuentes a las que les daremos nuestra confianza. Es aquí donde nos encontramos con otro fenómeno que puede estar afectando nuestro juicio: las cámaras de eco.
Una cámara de eco puede ser definida como “una estructura social en la que otras voces relevantes han sido activamente desprestigiadas”. Kathleen Hall Jamieson y Frank Cappella, autores del libro Echo Chamber: Rush Limbaugh and the Conservative Media Establishment, comparan una cámara de eco a un culto, en el sentido en el que los miembros de un culto son aislados de toda fuente externa y todo lo que existe fuera del culto es etiquetado como maligno y desconfiable.
Si una persona forma parte de una cámara de eco estará automáticamente condicionada a creer solamente en ciertas fuentes y desconfiará de todas las demás, sin importar la evidencia. Las cámaras de eco pueden ayudarnos a entender otro fenómeno muy relacionado al de fakes news, la también muy mencionada “posverdad”, definida por la RAE como toda aquella información o aseveración que no se basa en hechos objetivos, sino que apela a las emociones, creencias o deseos del público.
“La aparente actitud de ‘posverdad’ puede explicarse como el resultado de las manipulaciones de confianza generadas por las cámaras de eco. No tenemos que atribuir un completo desinterés en los hechos, la evidencia o la razón para explicar la posverdad. Simplemente le tenemos que atribuir a ciertas comunidades un conjunto muy divergente de autoridades de confianza”.
C Thi Nguyen, asistente de profesor en Utah Valley University
Al final del día el problema subyacente en ambos fenómenos – de fake news y posverdad – parece ser uno de confianza, o más específicamente, de saber en quién podemos confiar. Al estar expuestos a una mayor cantidad de información de una infinidad de fuentes, debemos aprender a desarrollar mejores filtros personales para distinguir entre la verdad y la mentira. También es importante analizar nuestro papel en la difusión de las noticias falsas, ya que es muy fácil convertirnos en parte del problema. No podemos negar el poder seductor de la mentira; pero la verdad, por más incómoda que sea, es la que nos libera.
2 comments
Elvia Rosas
07/07/2020 at 08:40
Muy excelente reportaje, y estoy de acuerdo que nosotros somos un filtro para no seguir divulgando un noticia falsa.
Sara Guerrero
07/07/2020 at 09:22
¡Muchas gracias por tu comentario Elvia! Y tienes toda la razón, es importante que nosotros también hagamos nuestra parte para evitar la propagación de noticias falsas.