La existencia de la Brecha Digital de Género demuestra que Internet es un reflejo de las problemáticas sociales que vivimos día a día, siendo la inequidad de género una de ellas.
Al ser un espacio público, en Internet se replican los paradigmas mentales y comportamientos socioculturales que se viven en la cotidianidad, incluida la desigualdad de género.
Mucho se ha escuchado de la Brecha Digital, un fenómeno que retrata la alienación de ciertos grupos sociales que, por causas socioestructurales, se han quedado atrás en los avances tecnológicos.
Si bien el grupo de las personas que se han quedado rezagadas por el déficit en habilidades para utilizar las TIC es diverso, existe un grupo social que se encuentra en mayor desventaja: las mujeres. Dentro de la brecha digital también hay un grave problema de género que, de acuerdo con la Unión Internacional de Telecomunicaciones, está empeorando.
A nivel global hay más hombres que mujeres en Internet, y además, las mujeres con menos recursos económicos tienen un 50% menos de probabilidad de estar conectadas a internet que los hombres (World Wide Web Foundation). El cambio tecnológico es aprovechado en su mayoría por hombres, dejando a las mujeres en desventaja un nivel económico y social.
Dicha inequidad entre hombres y mujeres llevada a cabo dentro de las TIC es la llamada Brecha Digital de Género (BDG). La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, u OHCHR por sus siglas en inglés, define a la BDG como el espacio mensurable entre mujeres y hombres en su acceso a, uso de y habilidad de influenciar, contribuir, y beneficiarse de las TIC.
En México puede parecer que la brecha digital de género no es tan grande. Sin embargo, ese no es el caso según el informe Brecha Digital de Género en México ¿De qué hablamos cuando hablamos de acceso?, hecho por Derechos Digitales en conjunto con World Wide Web Foundation y ONU Mujeres.
En el 2016, el 51.5% de las mujeres tenían conexión a Internet comparado con los hombres, con una cifra de 48.5%. Sin embargo, las cifras no toman en cuenta el cómo viven estas mujeres y cómo utilizan Internet. Por esa razón, el informe declara que las TIC aún no están transformando la vida del sector femenino de la población.
Además, de acuerdo con el informe, acceso a Internet es más que tener datos en el celular, contar con Wi-fi o una computadora. La brecha digital también se manifiesta por la capacidad de las personas de manejar las tecnologías y las posibilidades de acceder a ellas.
Para nosotras, hay acceso a internet cuando la red sirve como una herramienta para aprender y conocer; cuando como mujeres podemos pagarla sin abandonar otras prioridades; si tiene contenidos que nos interesen y sean relevantes para nosotras; si podemos producir y co-crear estos mismos; si un espacio seguro para compartir y disentir, en comunidad, en su propio idioma. – Gisela Perez de Acha, investigadora en Derechos Digitales
Desafortunadamente, cuando en México se mide el acceso a Internet, únicamente se considera la conexión en el hogar. También existen otros factores que no están tomados en cuenta dentro de las cifras debido a que no son cuantificables, tales como las circunstancias en las que viven las mujeres.
Las estadísticas no suelen tener perspectiva de género, por lo que ignoran la realidad que viven las minorías, generalmente las mujeres indígenas o en áreas rurales. Para Web Foundation, algunos de los obstáculos más comunes para lograr el acceso real y efectivo de las mujeres a la tecnología son:
- La brecha salarial, los datos y dispositivos electrónicos suelen ser muy caros y afecta a quienes ganan menos: las mujeres y quienes viven en áreas rurales.
- El imaginario social y actitudes machistas en torno al acceso.
- Falta de tiempo, las mujeres suelen tener doble carga de trabajo: el doméstico, el relacionado con los hijos y el trabajo laboral profesional.
- La falta de oportunidades educativas.
- La autocensura que proviene de la violencia de género en línea.
A partir de los resultados y de la investigación hecha para el informe, Derechos Digitales, junto con World Wide Web Foundation, creó cinco propuestas para cerrar la BDG:
1) Evaluar y reformar México Conectado desde una perspectiva de género;
2) Terminar con la violencia de género en plataformas digitales;
3) Hacer énfasis en la construcción y modernización de la infraestructura de internet y habilitar legalmente el uso de redes comunitarias;
4) Priorizar la educación digital en todas las escuelas y comunidades;
5) Crear programas educativos para que más mujeres participen en tecnología.
Al ser un tema que desafía de cierta manera el código cultural que se vive en el país, la BDG puede generar ciertas dudas. Con el fin de aclararlas, se consultó a Angélica Contreras, activista digital, Secretaria del Capítulo Mexicano de Internet Society (ISOC), partícipe del Special Interest Group (SIG) de mujeres y directora de la revista digital Quinta Esencia.
¿Dónde están las mujeres en las TIC? En los últimos años, se ha visto un mayor esfuerzo por integrar al sector femenino en áreas a las que antes tenían poco o nada de acceso. Sin embargo, la falta de reconocimiento por sus logros en el área solo las ha invisibilizado.
“Hay muchas mujeres que han trabajado en las TIC desde siempre, como Ada Lovelace y han sido pioneras en el desarrollo digital, en la programación y en otras áreas. Desafortunadamente, sus historias no son visibilizadas nunca y su trabajo no es reconocido”, comenzó Angélica, quien también tiene un blog donde habla de derechos de las mujeres en el ámbito digital.
“Siempre se habla sobre los padres de Internet, sus historias y se menciona a los que siguen vivos, pero nunca se habla de las mujeres que ayudaron a desarrollar a las TIC como son ahora.”
En el caso de México hay muchas mujeres que se están desarrollando en las TIC tal como María Teresa Hernández, directora de Google México; María Cristina Capelo, quien trabaja en políticas públicas de Facebook; Claudia Calvin, quien maneja la red de blogueras de Mujeres Construyendo; Nidia Chavez, Directora de la Fundación Telefónica de México; Carmen Rodriguez Armenta, la primera ingeniera reconocida por el Colegio de Ingenieros de Guadalajara y la Maestra Maria Elena Meneces quien fue una académica en el tema digital en el Tecnológico de Monterrey.
De acuerdo con Angélica, la razón por la que muchas de ellas no son reconocidas por su trabajo es por la idea de que la tecnología es un tema de hombres. Por lo mismo, puede suceder que se tenga poca confianza en sus habilidades en el área.
Por otro lado, se encuentran las políticas públicas que buscan aumentar la participación y acercamiento de los jóvenes al tema de las TIC. Para poder evaluarlas con una perspectiva de género es importante analizar diferentes elementos.
Para Angélica, uno de ellos es la difusión o acercamiento al tema; hay que ver a quiénes están enfocadas las carreras, a quién se las está privilegiando y cómo. Además es importante analizar cuál ha sido el alcance de de la promoción y medir si tanto hombres como mujeres están participando.
En caso de que haya un incremento de participación, hay que ver también cuántos estudiantes egresan y por qué.
Además de acceso, otro de los puntos que toca la BDG es la seguridad del sector femenino en Internet. De acuerdo con Angélica, para poder tener un Internet que sea seguro y accesible a las mujeres es necesaria su educación.
“Las mujeres necesitan ser capacitadas y tener una alfabetización digital para que puedan entender el trasfondo, diversidad e historia de Internet. Entonces podrán exigir sus derechos porque si no hay conocimiento como tal, ¿qué van a exigir?”
Afortunadamente, en el país existen diversas asociaciones civiles que trabajan por proteger los derechos digitales de las personas. Entre las más activas se encuentra la R3D o la Red en Defensa de los Derechos Digitales, Social Tic, Luchadoras, y el Capítulo Mexicano de ISOC. También existen asociaciones que se dedican al hacktivismo como Rancho Digital, Conectadas Mx y Ciberseguras.
Por medio de las redes sociales y otras plataformas en Internet, estas asociaciones buscan difundir los derechos digitales para que los usuarios tengan ese conocimiento. Muchas de ellas también dan cursos a personas que desconocen de los temas relacionados a las TIC. A nivel institucional, donde está el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), se procura que esté cumpliendo su trabajo y esté dando datos verídicos a la población.
Si se pensara a Internet como un espacio político (hyperlink al artículo), entonces se podrían comprender las implicaciones sociales y económicas que tiene para las mujeres, entre otros grupos vulnerables, el no poder tener un acceso seguro a él.
El hecho de que el sector femenino esté excluido hasta cierto punto del mundo digital, lo hace doblemente alienado en una sociedad que cada vez está más adaptada a las TIC. Además, el constante abuso hacia muchas mujeres que son figuras públicas en Internet como amenazas de muerte o de violencia sexual es un factor que las silencia y las empuja a salir de las plataformas en línea.
¿Qué causa esto? Un a reducción de la diversidad de voces y opiniones en el mundo digital. Por lo tanto, la creación y evaluación de políticas públicas que refieren a las TIC deben de tener una perspectiva de género que garantice un acceso seguro a Internet para todos los usuarios.
De otra forma, lo más seguro es que la Brecha siga creciendo y las personas del otro lado seguirán sin poder intervenir en temas públicos, conseguir trabajo, informarse y en general, convivir en Internet, que además de ser un espacio de libre acceso, ya es un derecho universal.