Gran parte de internet como lo conocemos hoy está alojado en nubes informáticas. Las nubes son servidores que almacenan los datos en línea, para que cualquier usuario pueda acceder a la información sin necesidad de alojar estos archivos en sus computadores personales.
Los usuarios comunes de internet hacen uso de servicios de computación en la nube como Google Drive, OneDrive de Microsoft, o Dropbox para almacenar sus fotos o documentos, con la ventaja de no ocupar al máximo su disco duro y además tener los archivos disponibles en distintos dispositivos.
Sin embargo, hay aplicaciones del cloud computing enfocadas en optimizar los procesos de empresas y organizaciones. Toda empresa necesita gestionar una gran cantidad de datos e información sobre sus operaciones, procesos, clientes o infraestructura en general.
Para estos casos, existen tres tipos de nube, que pueden ser usadas de acuerdo a los requisitos y capacidades de cada organización: nube pública, nube privada y nube híbrida.
¿Qué es la nube pública?
Las nubes públicas son servicios que están disponibles a través de proveedores externos en internet, para que los clientes accedan a los servidores y almacenen la información. Estas pueden ser gratuitas o por pago, dependiendo de la gama de servicios que ofrezcan a los usuarios.
Estos servidores no pertenecen a la empresa que los contrata; solo se hace uso del almacenamiento rentado. El mantenimiento y la administración de los servidores son responsabilidad de la empresa que gestiona la nube. Esto hace que los costos de usar nubes públicas sea menor que el de nubes privadas, una gran ventaja para organizaciones de menor tamaño o que no manejan datos altamente confidenciales.
Además, las nubes públicas pueden adaptarse a las necesidades de cada empresa, aumentando su tamaño de acuerdo a la demanda en un momento determinado.
Por otro lado, aunque puede adaptarse al tamaño de la organización, no es tan personalizable, pues solo se cuenta con los servicios y paquetes que ofrezca cada proveedor. Otra desventaja está relacionada con la seguridad de los datos, pues aunque generalmente se garantiza la privacidad y la custodia de la información, no es recomendable su uso para datos confidenciales.
Algunos ejemplos de nubes públicas disponibles para organizaciones son Windows Azure Services Platform, Google AppEngine, Blue Cloud IBM o Amazon Elastic Compute Cloud.
¿Qué es la nube privada?
La nube privada, a diferencia de la pública, se refiere a servidores que se ofrecen a través de una red privada. Este tipo de nubes, más apropiada para empresas de mayor tamaño o que manejan información confidencial de sus clientes, tiene la ventaja de ser más personalizable y segura, pues el control total de la infraestructura es responsabilidad de la organización.
A diferencia de las nubes públicas, el costo de las privadas es mayor, pues va desde el personal calificado para su instalación, implementación, mantenimiento y administración. Sin embargo, este mismo factor permite que sea más personalizable, pues puede implementarse o adaptarse exactamente a las necesidades de la empresa.
La privacidad de las nubes privadas es un aspecto que destaca, pues durante su instalación se hace uso de firewalls y hospedajes de la organización, reduciendo el riesgo de filtraciones de datos a terceros ajenos a la compañía. Por otro lado, este mismo aislamiento de los servidores dificulta el acceso remoto, aun cuando sea por parte del personal de la compañía.
Existen distintos proveedores que permiten establecer tu propia nube privada, como Cisco CloudCenter, Oracle Cloud Platform, Managed Cloud Services o Azure Private Cloud, entre otros.
¿Qué es la nube híbrida?
Recientemente, se ha popularizado el uso de nubes híbridas. Estos entornos informáticos aprovechan las ventajas de cada alternativa para ofrecer un servicio más adaptable a las necesidades de cada organización.
En este caso, la gestión y mantenimiento de los datos, especialmente los que requieren mayor seguridad y confidencialidad, son alojados en nubes privadas administradas por el equipo de la compañía.
Sin embargo, este entorno se conecta con nubes públicas siempre que haga falta, para escalar rápidamente la capacidad de la nube, cuando aumenta la demanda de recursos o servidores.
Este tipo de nubes también es utilizado por entidades que están bajo la vigilancia de organismos reguladores, como la banca o servicios financieros, que deben por ley almacenar los datos confidenciales en nubes privadas, maximizando su seguridad.
En este caso, las entidades establecen un entorno pequeño, para este fin, y recurren a nubes públicas para llevar a cabo el resto de las tareas necesarias. Sin embargo, las nubes híbridas tienen algunas desventajas, relacionadas con problemas de comunicación entre la nube privada y la pública, o el alto costo de la instalación inicial, pues debe establecerse un servidor interno y a la vez adquirir servidores de proveedores externos.
La compañía Cisco permite tanto la creación de nubes híbridas como privadas, y otras empresas, como Amazon o Microsoft, también permiten a sus clientes gestionar este tipo de nubes.
¿Cuál nube es más apropiada?
Como hemos visto, cada tipo de nube tiene características específicas que pueden ser más o menos provechosas de acuerdo a las necesidades de cada empresa.
Organizaciones del sector bancario, de entidades gubernamentales o del área sanitaria requieren por ley el establecimiento de nubes privadas para la gestión de los datos de sus usuarios, y una nube híbrida puede ser una opción apropiada si no se considera necesario hacer una mayor inversión.
En cambio, organizaciones que no manejen información delicada o se encuentran en etapas tempranas de su crecimiento como negocio pueden optar por nubes públicas. De esta forma, podrán hacer uso de los servidores a un costo menor y sin la responsabilidad añadida de la gestión y mantenimiento.